martes, 24 de junio de 2008

El peor día de mi vida

Ana Balderrama

Me da una vergüenza que no tienes idea, pero bueno morocha tengo que contarte, luego de esa sesión no puedo ni sentarme y ni se te ocurra ir al baño a menos que tengas una de esas mascaras de guerra para poder respirar a pesar de los gases, que ni yo misma aguante.

Te voy a ser sincera, yo me lo busque. Comí más que una lima nueva, desde pescado frito, hasta una sopa de tortugas que Miguel me insistió que probara, y hasta que no entro en mi boca el primer bocado, no logre que hiciera silencio. Estaba hirviendo, y aun así no pasaron dos segundos hasta que la había terminado. Era medio pastosa, como esos dulces de la abuela, y con un sabor a lenteja de las mías, o sea mal hecha.

En fin, de tanto que comí tenia el estomago como la barriga cervecera del tío Manuel, en tres días de viaje a penas hoy logro ir al baño, a penas me senté, empezaron los bombardeos. Me sentía como ametralladora en “Salvemos al soldado Ryan”.

Fue así como la vez que te quedo esa pepita de guanábana en la nariz, que no encontramos como hacerla salir, más o menos eso sentí. Primera vez que me pasa, me puse roja, hasta sude de las mil posiciones que intente y nada funcionaba. Casi que me busco el kamasutra a ver que me inventaba.

Fue como jugar con un yoyo, si no te esfuerzas solo sube y baja, que frustración tan impresionante, quería gritar y la voz no me salía, veía supositorios en todos lados, como espejismos. Cuando por fin deje de sufrir lágrimas casi salen de mis ojos, vi a dios por primera vez, creo que se como es, es sentir un vacío dentro que te llena mas que cualquier otra cosa. Es así como cuando te pica un brazo y te rascas, un alivio inigualable.

Tanto esfuerzo para sentirme como Tiger Woods en pleno juego, empapada en sudor, con pequeñas gotas cristalinas rodando por mis mejillas, por una simple pelotita de golf.

(3er semestre - 2007-2 - Taller de Redacción I)

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