martes, 24 de junio de 2008

Eres

Ana Balderrama

Hay tantas cosas que quisiera decirte, te necesito tanto en este momento que parece mentira. Hay algo indiscutiblemente diferente en mí, y es el poder que tienes desde entonces, éstas alojado en mi memoria, y estarás allí siempre.


Lo recuerdo como si estuviera pasando en este instante, mi corazón estalla al ver tus ojos y un pequeño nudo se aloja en mi garganta. Soy aire entre tus dedos, soy tanto y a la vez soy nada. Tus labios parecen de seda, nunca pude haberlo imaginado, tan dulce, tan inolvidable.

Que quieres que diga, es inevitable perder el aliento al verte. Llegaste en el momento indicado, y es que aun recuerdo cuando estabas dentro de mí, tu rostro era mi rostro, al igual que tus manos.

Esta sensación de pertenencia nunca me había sucedido. Soy tuya y eres mío, eso fue lo que sentí desde mi vientre, tus latidos tan cerca, y como cambiábamos lentamente. Sabes corazón, se que oías mi voz, se que sabias lo que sucedía alrededor a pesar de estar cegado por esa conexión, eso que nos unía.

A pesar de lo mucho que me llenas, hay una carencia que me invade desde ese momento, y es que quisiera sentirte así de nuevo, un simple movimiento parecía multiplicarse mil veces, y un nerviosismo algo tierno era todo lo que irradiaba.

No te imaginas lo feliz que me hace pensar en ello, no puedo olvidarlo, sacarlo de mi cabeza es tan difícil, cada vez que te veo recuerdo como me desvanecía. Tocaba tus brazos, y tus mejillas, incluso tu cabello y sonreía.

Estabas recostado sobre mi pecho, mientras me sentía mujer, en silencio. Siempre pensé que esos momentos eran incómodos, aquellos en los que nadie dice nada, pero contigo es todo lo contrario, son los mejores momentos.

Eres mi pequeño, creo que no puedo esperar hasta que ocurra, hasta que me llames mamá por primera vez.

(3er semestre -
2007-2 - Taller de Redacción I)

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