sábado, 5 de julio de 2008

El chícharo

Michelle Falsone

Y esta historia es sobre mí, por primera vez sólo sobre mí, sobre mis penas y desgracias, la desmerecida falta de atención, mi vida siempre en segundo plano, de relleno dirían muchos.

Jack y las habichuelas mágicas, o La Princesa y el chícharo, son perfectos ejemplos de cómo el papel que cumplo en las historias no es sólo protagónico, sino totalmente necesario, porque si no fuera por mí, no existiría historia; pero las personas no están conscientes de la verdadera importancia que ha tenido ser yo en el mundo de los cuentos de hadas. ¡Cuentos de hada un comino! ¡Son tan reales como tú y yo! Y hablemos de la historia de la princesita ésta, en donde me agarraron y sin ningún tipo de consideración me montaron cientos de colchones encima para que luego esa malcriada obesa niña no dejara de quejarse de que yo la estaba molestando, ¿quería hacerme perder el trabajo! ¡Como si abundasen papeles para los chícharos-habichuelas!

Pero aún siendo despreciado por todos, siempre cumplí con lo que me pedían, nunca quise molestar, no robé cámara ni sobreactué, dejé que se aprovecharan de mí, que me agrediesen, que me maltratasen, pues ¡nunca más, no volverá a suceder!

Y si me hubiera negado a crecer qué ¿ah? Nunca hubiera existido una planta que llevara a Jack hacia el castillo del gigante, jamás hubiera conseguido la gallinita de oro y no hubieran vuelto asquerosamente ricos. ¿Y cómo me pagan? ¡El ingrato de Jack corta mi tronco con el hacha y el gigantón me aplasta de lleno con todo su peso!

Pero ahora sí, es el momento de los chícharos. Es hora de la dulce venganza…

¡Voy a crear mi propio reino, y los chícharos vamos a conquistar al mundo!

El suelo temblará y crujirá, pues la hora de los chícharos-habichuelas ha llegado. Y el planeta será nuestro y el mundo se arrepentirá de lo que nos han hecho.


(3er semestre - 2007-2 - Taller de Redacción I)

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