martes, 8 de julio de 2008

La Misión

Yimmi Castillo

Entré en ese extraño aparato. La compuerta se cerró a mi espalda y miles de luces brillantes y de muchos colores encandilaron mis ojos. Me sentí mareado y un fuerte sonido me aturdió hasta el punto que no supe más de mí.

Al despertar me hallé en un sitio extraño pero familiar. Recordaba vagamente lo que había sucedido; aquel científico loco había logrado convencerme para formar parte de su experimento, no sé como lo hizo. Lentamente traté de hacer memoria para recordar todo lo sucedido: el científico, sus palabras, aquel líquido verde brillante y la máquina que me trajo hasta aquí. En sus palabras recuerdo vagamente haber escuchado algo de un lugar al otro lado del Sol que necesitaba ayuda, habló de una misión, pero no logré recordar más.

Decidí recorrer el sitio para intentar resolver el problema de cómo y por qué estaba allí. El lugar, a pesar de parecerme familiar, tenía algo en el aire que no me ayudaba a respirar bien, ¿qué será ese olor tan extraño? Caminé un largo trecho y llegué a una construcción antigua, solo recordaba haberla visto en libros de historia. De pronto vi acercarse a mí un vehículo tan antiguo como la construcción por la cual se trasladaba. En ese momento recordé mi aeromóvil y extrañé tenerlo conmigo, hubiese recorrido todo ese lugar a la velocidad de la luz y hubiese recordado al fin qué diablos hacía yo aquí.

Fue en ese momento cuando me di cuenta que no estaba en mi planeta, y luego un recuerdo fue llegando tras otro. Mi misión, me hallaba en un planeta extraño, el tercer planeta de la galaxia vecina. El mismo que tenía un atractivo color azul que lo destacaba entre los demás en aquel mapa estelar. Recordé que aquel científico era mi padre y alarmado entendí por qué estaba aquí.

Salté ante el vehículo que frenó bruscamente, de él salió un humano, intenté hablarle pero me di cuenta que no comprendía mis palabras. Estaba asustado, supuse que nunca había visto a alguien como yo, y las diferencias físicas evidentes no me ayudaban a comunicarle que venía a cumplir una misión importante en su planeta.

El humano entró de nuevo en su vehículo, sacó un arma antigua, me apuntó y disparó.

Misión fallida.


Castellano II. 2004.

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