sábado, 5 de julio de 2008

Paredes blancas

Michelle Falsone

--¿Cómo llegamos aquí? --preguntó desorientada Lizzie viendo desorbitadamente las paredes que la rodeaban--, ¿quién nos trajo aquí?

--¿Cómo diablos esperas que sepa?, ¿se supone que debo saberlo todo? --habló molesta Regina dando vueltas por la habitación— Abby está despierta desde hace rato y no me dice nada, ¡es una estúpida inútil!, ¡sólo escúchala! --le gritó a Lizzie--, ¡cálmala de una vez!

Lizzie sintió tristeza al escuchar a la pequeña Abby, que sólo repetía: “Blanco, blanco, blanco”, meciéndose sobre ella misma. Abby siempre le había temido a todo, y sobre todo a Regina. Era una muchacha tímida e introvertida, y solía esconderse detrás de Lizzie para evitar enfrentarse a la implacable y dura Regina.
--¡La voy a matar! --gritó Regina dirigiéndose a Abby--, todo es su culpa, que estemos aquí, ¡todo! Si no fuese tan miedosa, tan bocona; ¡Te voy a matar! – gritó desaforadamente, pero Lizzie la detuvo en seco.

--No puedes y no lo harás, deja a Abby en paz, no es su culpa.

Lizzie tenía dolor de cabeza, Regina no dejaba de gritar, Abby no dejaba de sollozar. Lizzie comenzó a gritarle a Regina que se callara y las dos empezaron a pelear como tantas veces antes. Abby se mecía con más fuerza y se tapaba los oídos. De repente un sonido proveniente de la puerta alertó a Abby, alguien estaba tratando de entrar. Ni Lizzie ni Regina lo notaron. Una señora morena de ojos gentiles entró en la habitación. Abby seguía sollozando. La mujer se arrodilló frente a ella y le habló con dulzura.

--¿Con quién estoy ahora? ¿Con Lizzie o Regina? --preguntó gentilmente la señora de ojos negros.

Abby no respondió, siguió murmurando: “Blanco, blanco, blanco”, mientras se mecía en el acolchado piso blanco.


(3er semestre - 2007-2 - Taller de Redacción I)

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